...PRODUCE MONSTRUOS
Ese día, llego a mis manos una
especie de bloc, con anillas cilíndricas, tapas duras y laminas robustas. Lo tuve
en las manos, sin ningún animo de investigar en sus adentros, tan solo contemplando
la portada en la que aparecía uno de los famosos tapices del maestro Francisco
de Goya.
Así, en la misma posición, me mantuve como ausente durante largo
tiempo. Después comencé a ojear las láminas interiores, pensando en ese pintor
de palacio que no era precisamente santo de mi devoción.
Para mi sorpresa,
pasados unos segundos me encontré sumergido en las profundidades de la época,
con los ojos abiertos a los misterios del siglo de las Luces, observando a un
lado, a los ilustrados en la defensa de la razón como vehiculo para la liberación
del mundo, y como no, al otro lado aparecía el clero y la inquisición esparciendo las cenizas del
miedo y la oscuridad.
En realidad, no me encontraba tan
alejado de mi sueño, si el tiempo y el espacio no fueran más que una invención
para mantener la cordura en un mundo que se escapa a la compresión de los
mortales, podría ser yo quien aparecía soñando en ese particular capricho de
Goya titulado, “El sueño de la razón produce monstruos”.
Dicho sea de paso no eran caprichos sino sueños ilustrados de un pintor de Corte que se estaba enfrentando a la verdad del pintor creador. Me quede largo tiempo observando la lamina, embelesado ante la magnifica representación que veían mis ojos y siendo el protagonista que sueña como quedarse en la luz en un mundo lleno de tinieblas.
Esta tuvo que ser la verdadera portada del libro, y que no lo fue, en mi opinion, por la traición de la razón y de la lógica, que menospreciaron el sueño del proceso creativo tan ajeno a la razón como incontrolable.
Para los ilustrados, eso no podía ser, la contradicción no podía existir, la lucha por unos ideales razonables y lógicos era más importante que la visión de sueños inconscientes. Así que la portada se cambio, un retrato de Goya, mostrando su poderío intelectual y un tanto clasista a mí entender, pasó a encabezar el libro.
Sin duda era más correcto para los ilustrados mostrar caprichos del
artista, que sueños, por la sencilla razón de que por aquel entonces no
conocían las ideas de Freud y su interpretación de los sueños, y esto tiraba
por la borda muchos de los ideales que abanderaba una época defendida a
ultranza por la razón.
Así fue como el sueño del artista
pasó a encabezar la segunda parte del libro, destinada a las visiones, la brujería
y los deseos ocultos.
Pero Goya, a mi entender, un avanzado de su época, modificando
por imposición la lámina de su sueño, para convertirla en capricho del artista,
vio monstruos donde antes todo eran ideales.
El sueño de la razón produce
monstruos, es para mí una confirmación de que todo proceso creativo es
inconsciente, ajeno a la razón e incontrolable, e intentar gobernarlo o
pretender controlarlo tarde o temprano se vuelve contra uno.
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