viernes, 25 de mayo de 2012

LA REVOLUCIÓN DEL YIN Y DEL YANG I


EL YIN

Ayer no me sentía con fuerzas para contártelo, hoy montado en este tren, mirando con otros ojos y sabiendo lo que es, te escribo estas palabras.

¿Recuerdas el símbolo del Yin-Yang?






 El círculo representa la totalidad, el todo. Desde una mirada estática este todo no es ni negro ni blanco, es equilibrio, es igualdad, es muerte.

“Aún hace falta tiempo, aunque la noche se mueve ya y la luna anuncia un nuevo pensamiento que bajo las estrellas del cambio será”.

Mejor será que comience desde el principio. ¿Se han sentido solos alguna vez?

 Así comienza todo, dejando pasar el tren, la noche sucumbió y me encontré solo. Sólo conmigo mismo. 

¿Se pueden imaginar ustedes un ser humano que en sí mismo está dividido, fragmentado y que realmente no es un individuo? 

Lamentaba no haber cogido el tren, pues quería alejarme de este desorden, odio y destrucción que asola el mundo, pero en el silencio, en la quietud descubrí que eso no arreglaría nada porque la crisis no estaba en el mundo exterior sino en la conciencia misma del ser humano, en mí propio ser.

De está manera me quedé en la ventana quieto, me sentía a medias, incompleto, roto por muchos miedos. Mientras el vaso iba derramando el dolor, comencé a observar el horizonte sin preguntarme nada, siendo consciente de la vida tan vacía y carente de sentido que aceptamos  sin más.

Fue entonces cuando en un intento de comprender la problemática del tiempo, me percaté del tiempo que el pensamiento ha inventado como un proceso gradual de cambio.

 Así, más allá del tiempo del reloj me vi experimentando lo que significa morir interiormente.

Entregado a la observación todo comenzó a girar en torno a la polaridad dinámica y armónica del Yin-Yang y la oscuridad de la noche dejó paso a la claridad de un nuevo día.




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