EL YIN
Ayer no me sentía con fuerzas para contártelo, hoy montado en este tren, mirando con otros ojos y sabiendo lo que es, te escribo estas palabras.
¿Recuerdas el símbolo del Yin-Yang?
El círculo representa la totalidad, el todo. Desde una
mirada estática este todo no es ni negro ni blanco, es equilibrio, es igualdad,
es muerte.
“Aún
hace falta tiempo, aunque la noche se mueve ya y la luna anuncia un nuevo
pensamiento que bajo las estrellas del cambio será”.
Mejor
será que comience desde el principio. ¿Se han sentido solos alguna vez?
Así comienza todo, dejando pasar el tren, la
noche sucumbió y me encontré solo. Sólo conmigo mismo.
¿Se pueden imaginar
ustedes un ser humano que en sí mismo está dividido, fragmentado y que
realmente no es un individuo?
Lamentaba
no haber cogido el tren, pues quería alejarme de este desorden, odio y
destrucción que asola el mundo, pero en el silencio, en la quietud descubrí que
eso no arreglaría nada porque la crisis no estaba en el mundo exterior sino en
la conciencia misma del ser humano, en mí propio ser.
De
está manera me quedé en la ventana quieto, me sentía a medias, incompleto, roto
por muchos miedos. Mientras el vaso iba derramando el dolor, comencé a observar
el horizonte sin preguntarme nada, siendo consciente de la vida tan vacía y
carente de sentido que aceptamos sin
más.
Fue
entonces cuando en un intento de comprender la problemática del tiempo, me
percaté del tiempo que el pensamiento ha inventado como un proceso gradual de
cambio.
Así, más allá del tiempo del reloj me vi experimentando lo que
significa morir interiormente.
Entregado
a la observación todo comenzó a girar en torno a la polaridad dinámica y
armónica del Yin-Yang y la oscuridad de la noche dejó paso a la claridad de un
nuevo día.
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